Llevas mucho tiempo siendo principio y fin y también mi medio, de todos mis días y también de mis noches. En ocasiones, cuando pierdo el sueño, me limito a escuchar tu respiración, porque eres mi rutina favorita y esa respiración tuya es también un poco mía. Entiendo que no voy a poder meterme en tus sueños y que el miedo seguirá ahí, pero al menos tendrás a alguien contigo cuando te despiertes en mitad de la noche con ganas de ver el sol…

…

Cuando esto releyeres, habrás revivido
justamente la parte consagrada a ti:
La tierra tiene tierra, lo que le es debido;
mi aliento es tuyo, tuyo lo mejor de mí.

(W. Shakespeare)