7.12.09
Anillo verde

Tú mejor que nadie me conoces: siempre he sido así, impulsiva. Sin pensarlo mucho, un día cualquiera, lluvioso, decidí tatuarme algo que tuviese que ver contigo; algo que no fuese tu nombre, el cual nunca me gustó (aunque jamás te lo dije), ni llegó a parecerme un poema como dicen algunos enamorados en cartas y canciones, aún cuando pienso que al momento de decidirlo yo lo estaba, inmensamente.

Recuerdo haber salido de mi departamento rápido, para no arrepentirme, para no tropezar con ningún “pero” que me impidiera hacerlo. En el camino fui pensando en que tatuarme. Pensé en un plato de tallarines, lo primero que comimos juntos, los mismos que comíamos todos los domingos, de esos platos que te preparaba y hacían brillar tus ojos, que los saboreaban primero. Luego me imaginé lo ridícula que se vería alguien con un plato de tallarines tatuado detrás del cuello, y abandoné la idea. Pensé también en tu auto, el mismo de nuestro primer beso, ese en el que dimos tantos paseos nocturnos a modo de distracción para que yo dejara de llorar y de sacarte en cara todo lo malo. Tampoco: el modelo de tu auto nunca me gustó, lo que me gustaba era donde nos llevaba. Quizás alguna fecha… pero le quitaría el peso al resto de nuestras fechas, igual de importantes talvez, igual de inolvidables. Quería algo simple que lo explicara todo, algo que resumiera todo, pero no tu nombre, no. Tanto dudé, tanto rebusqué, que me encontré sin ideas frente a la tienda de tatuajes. Me puse nerviosa, no por el hipotético dolor del cual escuché, si no por verme una vez más sin nada decidido y a punto de hacer algo que no pensé lo suficiente. Me devolví al kiosco que había pasado hace un minuto atrás, compré un chicle y cerré los ojos: imaginé que podría abarcarlo todo y te recordé justo el día en que te vi por primera vez, vestido con una chaqueta verde oscura y tus interminables ojos, también verdes. Recordé que alguien una vez me dijo, no sé cuando ni porqué, que el anillo simbolizaba el infinito y entonces decidí tatuarme este anillo verde infinito como tu chaqueta y tus ojos (respectivamente).

Entré y escuché el sonido de la máquina del tatuador y más ganas me tuve de hacerlo. Pensé en que no le saqué una foto a mi cuello sin nada, por mera curiosidad futura que sabía que florecería inevitablemente. Cuando le expliqué al tatuador lo que quería su fue un tanto burlesca. Me senté en la silla que el mismo me indicó y comencé a pensar en la cara que pondrías al verlo y en lo mucho que me divertiría el hacerte adivinar porque elegí esto y no otra cosa, un plato de tallarines, por ejemplo.

El tatuador me preguntó por qué un anillo verde y si quería hacerle algo más, o por lo menos, pintarlo dentro. Le respondí que era una apuesta que perdí, que quería que fuese tan solo un anillo, sin pintura dentro, perfectamente verde y no volvió a preguntarme nada más, pero, quizás por el tono de mi voz, descubrió de inmediato que tal apuesta nunca existió.

Quedó perfecto, más chico de lo que esperaba pero se supone que con el tiempo se estirará un poco. Al partir de vuelta a mi casa, pensando nuevamente en la cara de sorpresa que esperaba ver, se me ocurrió la divertida idea de no contarte nada y esperar a que tú sólo te dieras cuenta.

Pasaron días, semanas y el día que se cumplía un mes me tomé el pelo para hacerte más fácil la tarea. Y nada. No te diste cuenta de nada en todo un mes y yo tenía ganas de arrancarme el trozo de piel donde había tatuado esa anillada y verde imbecilidad.

Recuerdo que ese día me recriminé esta manera arrebatada mía de hacer las cosas que alguna vez coroné desvergonzadamente como “espontaneidad”. No sé que habré estado pensando para decidir tatuarte en mí. Este tatuaje, aunque simple, resume lo que eres para mí y tú no tienes idea, no sospechas siquiera que esto tenga algo que ver contigo, y a juzgar por este largo mes que pasó, creo que tampoco te interesa saberlo, ni mucho menos, descubrir algo nuevo en mi cuerpo.

Hay días en que me olvido de que lo tengo, días en que no me recojo el pelo y nadie lo ve y entonces me lo recuerda. Días buenos, en los que me siento menos tonta por haberte querido perpetuar en mi cuerpo.

Un día cedí: el mismo día en que te lo conté, no sé si lo recuerdas, sólo te dije “mírame”, esperando que repararas con una sola y rápida exclamación el mes en que no descubriste lo que tenía para ti, en el que no lograste de alguna forma intuir que era tanto lo que te amaba que necesitaba que todos lo supieran e inmortalizarlo en un lugar donde me habría encantado que te detuvieras por lo menos una vez en este tiempo que pasó. “¿Qué es eso? ¿Es de verdad?”… “Un anillo verde, sí”, y corrí a llorar al baño. Pero no lloré. Comencé a pensar que nuevo significado podía darle, para tratar de enterrar el antiguo antes de que se tatuara además en mi memoria, para sentirme menos miserable, menos transparente para ti, talvez. No sería difícil, nadie sabía lo que significaba más que yo. Pensé en mil posibilidades, pero era tan simple y burdo a la vez, que no me entregó muchas opciones para falsear su verdadero por qué. Iba a decir que no estaba terminado, y me refugiaría diciendo eso hasta que se me ocurriera con que taparlo, disfrazarlo o mejor, borrarlo. Y así me excuso hasta hoy. Hasta hoy que hace 2 años que no he vuelto a verte a ti, ni a tu chaqueta o a tus ojos.

Hay días en que me olvido de que está en mi cuello, días en que me recojo el pelo y me pongo la bufanda más grande que tengo y así nadie lo ve y entonces nadie me lo recuerda. Días buenos, en los que me siento menos sola, aunque ya no estés conmigo.

Hace un par de días te vi, caminando tranquilo, tarde, de la mano de una que no conozco ni me interesa conocer. Tú no me viste a mí. No venías con tu chaqueta ni tus ojos se veían tan verdes como yo lo recordaba. Definitivamente no brillaron cuando la mirabas a ella, no porque yo lo diga, sino porque simplemente no brillaban… sólo digo lo que vi. Yo no sé que ibas mirando, pero no era a ella: yo te vi a ti, claramente y también vi el tatuaje que ella tenía en el tobillo. Tú no me viste a mí y estoy indiscutiblemente segura de que tampoco sabes lo que ese tatuaje significa.

Ahora no te guardo rencor, ni a ti ni a este anillo verde que yo sola decidí adjuntarme. Ahora más bien me das lástima, porque pienso que no conocerás nunca el significado de lo que hice y dudo profundamente que alguien más en este mundo haga algo así por ti. Me da lástima pensar que no sabes lo que significa el tatuaje que tenía ella en el tobillo y porque además todo me dice que no tiene absolutamente nada que ver contigo, sí con alguien más, anterior a ti.

Me costó muchos meses, largos y lentos meses, pero siento que aunque mucho de ti esté alojándose hace casi tres años en mi cuerpo, ya no importas tanto. Pasé de la rabia a la indiferencia, quizás, de la tristeza infinita a la grata incertidumbre, a cantar nuevamente, a silbar mientras lavo los platos, a pensar menos en ti, a disminuir la cantidad de azúcar diario y a dormir, a soñar.

Sigo buscando, hasta hoy, más que nada por costumbre, de que disfrazar este anillo… No se si cuando encuentre algo con que encubrirlo logre hacerlo también con tu recuerdo y sinceramente no lo creo.

Pretendo seguir con mi vida, seguir con todo lo que tenía antes de conocerte, antes de conocer esa chaqueta tuya, esos ojos interminables, antes de todos los planes, antes de todas las promesas, después de ver el tatuaje que ella tiene y que tu no sabes que significa, después de verla hace unos días en el supermercado, como sin saber que antes estabas conmigo, como sin siquiera sospechar que te tengo tatuado.

Hay días en que sorpresivamente no pienso tanto en ti, días en que miro este tatuaje con 2 espejos y me olvido del día en que se instaló ahí, días en que esta historia me produce más extrañeza que victimización, que me recojo el pelo sin miedo y me quito la bufanda que antes usaba y todos logran verlo, y todo me lo recuerda. Días buenos, en los que me siento menos sola, aunque sé que sigo estándolo.

Luego de tanto buscar dentro y fuera de mi, demandando por ideas que nunca llegaron, abandoné hoy la idea de ocultarlo: Luego de tanto pensar decidí que esto tiene que ver conmigo y no contigo, que no es otra cosa que un anillo verde, que seguirá representando el infinito, como siempre… Dejé de pensar en hacerlo desaparecer e inmediatamente luego de tanto presionarme, de tanto pensar en cosas verdes y redondas, sin querer, recordé que mis ojos, al igual que los tuyos, casualmente, también son verdes.

posted by Joer at 8:51 p. m. - 1 comments
23.3.09
tu bandera inamovible.
Todo es distinto. Incluso mi razón por haberle dado unas vacaciones tan largas a estas letras que ahora escapan inevitablemente como agua entre los dedos. Mi razón es simple: este último tiempo he estado ocupada viviendo.
Simple de decir, extraño de escuchar, alucinante de lograr.

No tenía idea, no entedía nada, no había vivido.
Ah
ora sí, recién ahora.

...

Trato de comprender las disculpas del tiempo y antes de comprender ya perdoné.
Trato de imaginarme ahora sin ti y me parece ridículo, cuando antes, el simple hecho de imaginarlo así hacía que cada célula mía se sintiera absurda, que cada esperanza significara chocar de frente con la realidad y que cada sueño mío se avergonzara de haber nacido.

Te imagino respirando y
te amo. Te imagino y basta. Basta para necesitarte aún más y para que cada segundo se ponga a jugar cruelmente con mi paciencia.
Me sorprende como sostienes mis ideas, mis deseos. Como funcionamos, cada sorpresa que nos llevamos, cada nuevo día un desconocido, el mismo desconocido de siempre, tan cerca, tan mío como el primer día, como el primer saludo, como el primer beso.

Espero y ansío. Imagino y espero. Y esperamos.
Gracias a ti, hoy, tengo la costumbre de resucitar.
No escribí nada por mucho tiempo porque descubrí que llega un punto en que las palabras ya no explican nada, no se acercan a lo que necesito que dibujen en el cielo para que cuando lo mires creas en el infinito y me creas a mí, creas que es cierto que no hay nada mejor, que no hay nada más grande que esto y que es realmente en la punta de tus pies donde principia el mundo.

...

Pensaba un segundo en él y entonces,
irremediablemente,
la poseía la poesía.

posted by Joer at 6:41 p. m. - 5 comments
14.1.09
No es que muera de amor, muero de ti
Morimos en mi cuarto en que estoy sola,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo misma.

(Jaime Sabines)
posted by Joer at 7:06 p. m. - 2 comments
9.1.09
mar adentro.

"Pero me despierto siempre

y siempre quiero estar muerto

para seguir con mi boca

enredada en tus cabellos"

posted by Joer at 10:42 a. m. - 0 comments
2.1.09
primerodeenero <3
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

(Rayuela, Cap. 7)
posted by Joer at 4:18 p. m. - 2 comments
25.12.08
culpable
Héchame la culpa a mí por nunca haber cerrado debidamente la puerta,
nunca aprendí realmente a cerrarla, ni cuidé bien las llaves, nada...
Es mía la culpa de que hayas entrado, de que estés aquí y de quererte tanto... Mía la culpa de no querer echarte, de no querer irme, de querer olvidarme del mundo, sustraernos a los dos y de volar.
Me hago cargo de permitir que esto suceda y siga, de que tengo poca paciencia, de que ya dije "te necesito", de que lo dije y es cierto, de que estoy contando con los dedos los segundos.
Héchame la culpa sin problemas acerca de esto y por no querer que te vayas, pero por sobre todo, por no pensar ni un segundo en despertar y tener cuidado con el tiempo.

Llega y te perdono que me hayas hecho esperar.
posted by Joer at 8:33 p. m. - 1 comments
19.12.08
Joaquín Sabina - Ahora que
Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio, donde nunca falta espacio
para más de un corazón...
Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas, muere un tren de cercanías...
Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama, ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma que no tenía.
Ahora que suenan palmas por alegrías.
Ahora que nada es sagrado ni, sobre mojado,llueve todavía.
Ahora que hacemos olas por incordiar.
Ahora que está tan sola la soledad.
Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar.
Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven a dolernos demasiado...
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido, sin querernos todavía...
Ahora que se atropellan las semanas, fugaces, como estrellas de Bagdad,
ahora que, casi siempre, tengo ganas de trepar a tu ventana
y quitarme el antifaz.
Ahora que los sentidos sienten sin miedo.
Ahora que me despido pero me quedo.
Ahora que tocan los ojos, que miran las bocas, que gritan los dedos.
Ahora que no hay vacunas ni letanías.
Ahora que está en la luna la policía.
Ahora que explotan los coches, que sueño de noche, que duermo de día.
Ahora que no te escribo cuando me voy.
Ahora que estoy más vivo de lo que estoy.
Ahora que nada es urgente, que todo es presente, que hay pan para hoy.
Ahora que no te pido lo que me das.
Ahora que no me mido con los demás.
Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar.
posted by Joer at 2:00 p. m. - 0 comments
About Me
Name: Joer
Home: Viña, Chile
About Me: Tengo muchas páginas y muchas ideas. Me gustan los chocolates, los libros, las canciones en "repeat", los idiomas, las jaleas que se compran (no las que se hacen), los flanes, los jugos de fruta más que las bebidas, la pap, los celulares con tapa, los chicles, los brillitos de labios, los peluches de fina selección, las películas en las que casi aparezco, el otoño y el invierno, las lluvias torrenciales, las flores olorosas, las corbatas, los cinturones, las bufandas, los calcetines, las alcancías de cerámica, las guaguas me vuelven loca, el café de amaretto, el silencio y la greda. Soy vegetariana. Estudio psicología, me gusta la tecnología aunque no la entienda mucho y soy consumista, parece. También me gustan las plantas y los animalitos y el aire que respiramos si es que no hay un fumador funándolo, amén.
See my profile...

Previous Post
Archives
Links
Edit this heading

Something interesting can go here.. if you want it to. It depends what you want.